domingo, 2 de diciembre de 2012

Tan lejos... ¿o tan cerca?


Dulce o amarga soledad en el ático.
Fuertes vigas de madera tratan de frenar el vuelo de sus pensamientos.
Mas ninguna barrera ni fuerte puede impedir la escapada del alma,
Alma impaciente y ansiosa que abandona su cuerpo, 
en constante búsqueda de aquello que le falta.
Recorre océanos de estrellas, bosques de nubes, 
ventiscas de fuego, cielos de orquídeas...
Todo es en vano.
Las vigas, insistentes, aumentan la presión,
pretenden hacerla volver, regresar al mundo
¿Por qué? ¿Por qué he de volver?
Pero entonces, al asomarse a la ventana, repara en algo:
Un pequeño bosque, de hojas verdes como esmeraldas; 
rosales repletos de rosas rojas como rubíes;
pájaros cantores a lomos de suaves nubes de algodón...
Una mirada clara, una sonrisa franca, una risa...
¿Acaso tus viajes no te llevaban demasiado lejos?


2 comentarios:

  1. A lo mejor el truco sea viajar más allá de esas vigas para volver en sí y abrir los ojos a lo que de verdad nos está esperando.

    (qué delicia tu cielo de orquídeas!)

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    1. Gracias tara!
      La verdad es que intento imaginarme ¿Cómo sería volar...entre orquideas?
      Aunque quizás tengas razón y sea mejor traspasar esa barrera de madera al menos una vez para, al volver, darse cuenta realmente de lo que ya estaba en su interior,con ella,antes de todo,siempre, pero sin que fuera capaz de "verlo".

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