jueves, 1 de septiembre de 2011

¿ Es el amor... o la vanidad quien susurra a nuestro oido?

Ingenuos y confundidos vemos castillos en el aire donde no los hay.
Nos imaginamos eterna felicidad a raíz de palabras vanas.
Somos víctimas, y culpables, de demagogia hecha al azar convertida en promesas de amor.
Las alabanzas y los cumplidos nos ciegan y, a menudo, nos impiden ver la realidad.
Y la realidad es que... no queremos estar solos, y somos impacientes.
No nos planteamos si:
¿es el amor o la vanidad quien susurra en nuestra oido?
Quiza el problema sea que no siempre conocemos el amor de verdad, aquel que se forma solo y únicamente sobre castillos en tierra firme, aquel del que emergen palabras con todo el sentido del mundo sin tenerlo realmente, aquel que no sabe de promesas, sino de hechos.
Aquel que.. puede prescindir de alabanzas y cumplidos sin que su llama se apague jamás.


La cuestión es...¿nos arriesgamos a esperar?