miércoles, 19 de diciembre de 2012

 
 
 

Perezosa Damisela,
siempre se anhela tu llegada,
se desea,se ansía;
mas te haces de rogar,
mientras  versos, notas y bocetos
incoherentes e impacientes,
surgen sin cesar.
 
Tus emisarias,
descordinadas y despistadas,
viajan sin descanso,
probando suerte,
en busca de su boli y papel,
aquel que les corresponde;
pero sin tí,
confusas y perdidas,
resignadas,
pierden la esperanza.
 
En todas partes te suplican que vengas,
que no prolongues tu tardanza;
mas de todos es bien sabido
que unicamente apareces
 cuando menos se te espera,
en la mente distraída, volátil, ligera,
que de pronto halla,
cual la estrella polar para los viajeros,
 el curso de un  rio de tinta infinito:
"su guía" hacia la auténtica belleza.
 


domingo, 2 de diciembre de 2012

Tan lejos... ¿o tan cerca?


Dulce o amarga soledad en el ático.
Fuertes vigas de madera tratan de frenar el vuelo de sus pensamientos.
Mas ninguna barrera ni fuerte puede impedir la escapada del alma,
Alma impaciente y ansiosa que abandona su cuerpo, 
en constante búsqueda de aquello que le falta.
Recorre océanos de estrellas, bosques de nubes, 
ventiscas de fuego, cielos de orquídeas...
Todo es en vano.
Las vigas, insistentes, aumentan la presión,
pretenden hacerla volver, regresar al mundo
¿Por qué? ¿Por qué he de volver?
Pero entonces, al asomarse a la ventana, repara en algo:
Un pequeño bosque, de hojas verdes como esmeraldas; 
rosales repletos de rosas rojas como rubíes;
pájaros cantores a lomos de suaves nubes de algodón...
Una mirada clara, una sonrisa franca, una risa...
¿Acaso tus viajes no te llevaban demasiado lejos?