miércoles, 19 de diciembre de 2012

 
 
 

Perezosa Damisela,
siempre se anhela tu llegada,
se desea,se ansía;
mas te haces de rogar,
mientras  versos, notas y bocetos
incoherentes e impacientes,
surgen sin cesar.
 
Tus emisarias,
descordinadas y despistadas,
viajan sin descanso,
probando suerte,
en busca de su boli y papel,
aquel que les corresponde;
pero sin tí,
confusas y perdidas,
resignadas,
pierden la esperanza.
 
En todas partes te suplican que vengas,
que no prolongues tu tardanza;
mas de todos es bien sabido
que unicamente apareces
 cuando menos se te espera,
en la mente distraída, volátil, ligera,
que de pronto halla,
cual la estrella polar para los viajeros,
 el curso de un  rio de tinta infinito:
"su guía" hacia la auténtica belleza.
 


1 comentario:

  1. Probablemente sea lo mejor que te he leído, y sabes que superar el "tintineo de una campana de plata" era difícil.
    Me ha encantado.

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